BALNEARIO DE CALDES DE BOÍ

UN JARDÍN DE AGUAS MÁGICAS EN EL CORAZÓN DEL PIRINEO

En nuestra visita al VALL DE BOÍ (enlace a nuestra publicación), descubrimos este lugar que parece sacado de una novela romántica de principios de siglo. Un oasis termal escondido entre montañas, historia y vapores curativos, que combina tranquilidad, naturaleza pirenaica y salud en un entorno privilegiado, con el río Noguera de Tor como vecino cercano y el Parque Nacional de Aigüestortes como fondo escénico.

Prepárate para conocer uno de los rincones termales más sorprendentes de Europa, ¡aunque Caldes de Boí no es nuevo!, los romanos ya venían aquí a curarse el cuerpo y el alma, se dice que incluso Julio César se benefició de ellas. Desde entonces, han pasado monjes, nobles, pastores, médicos, peregrinos, viajeros, turistas... Todos buscando lo mismo: un poco de paz, salud y silencio.

El balneario ocupa una zona ajardinada de entre 24 y 40 hectáreas, un paraíso botánico y acuático, a 1.470–1.500 metros de altitud, que ostenta un Récord Guinness por la mayor variedad de aguas termales reunidas en un solo balneario.

Son, nada más y nada menos que 37 manantiales con diferentes temperaturas y composiciones químicas (varían entre los 4 °C y los 56 °C, siendo cloruradas, sulfuradas, sulfatadas, bicarbonatadas; más sodio en las calientes y más calcio en las frías). Algunos huelen a azufre, otros saben a hierro, y todos tienen algo mágico.

Tienes que caminar sin prisa por los senderos de piedra de estos hermosos jardines repletos de árboles centenarios, descubriendo una a una estas joyas termales…

A la sombra de un avellano nace la FONT DE L´AVELLANER (22 °C), esta agua arrastra consigo una fama centenaria: dicen que es mano de santo para los riñones. El agua es cristalina, delicada al gusto, y tiene un puntito dulzón que invita a llenar la botella... y repetir.

Unos pasos más adelante, entre árboles y senderos tranquilos, aparece la misteriosa FONT DE BESORT. Sin cartel, sin ficha técnica, sin fanfarria. Pero eso solo la hace más intrigante. ¿Será fría? ¿Será caliente? ¿Tendrá propiedades secretas? Solo hay una forma de saberlo: probarla. Y ahí es donde empieza el juego.

Y como en toda buena historia, los buenos siempre tienen un doble. Bajo una acogedora sombra, nos esperaba la FONT DE L’AVELLANER II. Con el mismo carácter que su hermana, pero con su propio rincón tranquilo. Si la primera te gustó, esta te encantará. Y si no las distingues... no te preocupes, ¡ellas tampoco saben cuál es cuál!


La siguiente fuente es como una bofetada de frescor. En la FONT DEL BOIX (4 °C) el agua que brota es helada, y muchos la usan para tonificar el cuerpo o darse un splash en la cara (¡si te atreves!). De muy débil mineralización, es también la fuente que se utiliza para la piscina exterior de agua fría y para el consumo doméstico, embotellada con el nombre de Aigua Font Boix.

Y como si todo esto no fuera ya un regalo para los sentidos, el murmullo constante del río Noguera de Tor nos acompaña en cada paso. Un susurro de fondo que te recuerda que estás en un lugar especial, donde el agua no solo se bebe o se toca… también se escucha.

Nuestra siguiente parada fue en la FONT DEL BOU (36ºC), cuya agua, de mineralización muy débil, blanda, clorurada, bicarbonatada, hipotónica y rica en sílice, es un auténtico cóctel natural pensado para mimar el cuerpo desde dentro. Está especialmente indicada para aliviar problemas como la gastritis, la gota o los cálculos renales. Vamos, que si tu estómago o tus riñones están pidiendo ayuda... esta fuente les da una mano (¡o mejor dicho, un vaso!). Y si después de probarla te enamoras de su sabor suave y ligeramente mineral, estás de suerte: se comercializa con el nombre de Agua de Boí, así que puedes llevártela a casa como souvenir líquido de alta montaña.

Pero aquí, en este inmenso vergel natural de agua que nos envuelve, no todo son fuentes y ríos. Como si la naturaleza no fuera suficientemente generosa, varios surtidores con sus respectivos estanques decoran los jardines.

Y así, admirando todo lo que nos rodea, llegamos a uno de los manantiales más curiosos del paseo. Porque aquí no brota una sola fuente tímida, no... ¡Aquí surgen cinco chorros al unísono! Como si la montaña hubiera decidido abrir cinco pequeños ojos de agua al mundo, donde cada surtidor parece tener su propia personalidad.

Un caño de las mencionadas FONT DEL BOIX y de la FONT DEL BOU, dos clásicos del balneario con las mismas propiedades mineromedicinales que sus fuentes hermanas.

El tercero es el inconfundible caño de la FONT DEL BOSC (22 °C), ideal para reumatismos, gota, lumbalgias y narices valientes, pues desprende un fuerte olor a huevos podridos (azufre).

Completan la escena dos chorros más nacidos de las llamadas FONTS DE TITO, que manan con temperaturas que oscilan entre los 11,3 °C y los 28,3 °C. Un contraste curioso que nos recuerda lo caprichosa (y sorprendentemente precisa) que puede llegar a ser la naturaleza cuando se trata de mezclar agua, minerales y magia subterránea.


Continuamos nuestro agradable paseo por este paraíso botánico, dejándonos envolver por el susurro del agua y el aroma fresco de la vegetación.

Pronto llegamos al bello rincón donde surge la FONT DE CÀNEM, que brota a unos reconfortantes 38,5 °C. Esta fuente, considerada mesotermal, es todo un tesoro natural, rica en sodio, sulfatos, cloruro y silicio, ingredientes secretos que la naturaleza utiliza para crear aguas perfectas para la elaboración de cosméticos. Pero la magia no termina ahí: sus aguas se disfrutan en una de las piscinas termales del complejo, invitándonos a sumergirnos y experimentar en primera persona sus beneficios.



Aquí no hay espacio para el feísmo: todo lo que nos rodea es belleza pura, y a cada paso uno duda hacia dónde dirigir la mirada.


Pero, una vez más (por si no fueran suficientes maravillas), aparece ante nosotros la espectacular FONT DE L'ISARD, ubicada en un rincón privilegiado que parece diseñado para el asombro. Esta fuente no solo nos cautiva por su belleza serena y su generoso caudal, sino también por el detalle que la corona: en la parte alta, se alza la figura de un rebeco (o isard, en catalán), uno de los cérvidos más emblemáticos del Pirineo, convertido aquí en símbolo de la vida salvaje y libre que define este paisaje.

Allí se nos abrían varias posibilidades para adentrarnos en territorios más salvajes, como el BARRANC DE LA SALLENT o la CASCADA CUA DE CAVALL. Rutas más exigentes que, además, nos habrían permitido descubrir otras fuentes como la FONT DE FERRO (11 °C) o la FONT SALENCA (27 °C) escondidas en rincones donde la naturaleza se muestra sin filtros.


Pero, por la imposibilidad de continuar con la silla de ruedas y también por ese deseo de seguir explorando otros rincones del Vall de Boí, decidimos desandar nuestros pasos. Dejamos atrás esos caminos, sabiendo que siempre hay que reservar algo para volver.

A nosotros nos quedó pendiente no solo poder disfrutar de una estancia en alguno de sus dos acogedores alojamientos (Hotel Caldas, antes casa de baños del s. XIX y el Hotel Manantial, construido en los años 50 por Walter Ankli) y como no, el complejo termal, en el que hay infinidad de técnicas diarias posibles: inhalaciones, aerosoles, duchas, estufas, fangos termales, etc., siempre bajo supervisión médica.

Sino también rematar el recorrido de las fuentes, completando este singular mapa líquido que dibuja el balneario. Nos quedamos con ganas de visitar la FONT DE SANTA LLÚCIA (30 °C), popularmente conocida como la fuente de los legañosos. O la FONT DE LA TARTERA (45 °C), una de las más reconocidas y apreciadas del balneario, descubierta en 1849. También la FONT POMPEYO (36,5 °C) a 1 550 metros de altitud, o la sorprendente FONT DE L’ESTUFA (50 °C), donde el agua se convierte en vapor y alimenta unas cuevas naturales excavadas en la roca. Funcionan desde el siglo XIX y todavía se usan en tratamientos respiratorios. Y por supuesto, la FONT DELS BANYS (54 °C), la más caliente de todas, hipertermal y rica en minerales, protagonista de muchos tratamientos en el spa; O la FONT DEL CANCHAL (44,6 °C).

Y entre tanta fuente, sendero verde y espacios termales, nos dejábamos atrás el SANTUARIO DE LA MARE DE DÉU DE CALDES, que por su importancia y simbolismo en el lugar, no podíamos excusar su visita. El primer espacio románico dedicado a la Virgen de Caldes, del que no queda rastro, se dice que fue punto de peregrinaje para los enfermos que venían a las aguas en busca de curación. Aún sigue siendo un lugar de hospedería (Hotel Caldas) recogimiento, fe... y silencio refrescante, pues en el interior del patio fortificado, donde hoy conviven el barroco Santuario de la Virgen de Caldas (s. XVIII) y diferentes tiendas de artesanía y de productos locales de elaboración propia, entre otros, todavía fluye la histórica FONT DE LES TERMES ROMANES, con 49 °C, rica en silicio, y la primera en ser utilizada con fines terapéuticos.

Ya al final de nuestro recorrido, justo al ir a recoger el coche, una última sorpresa: la FONT DELS CAPELLANS. Aunque su panel no diga mucho, nos hizo pensar que no todo necesita explicación para ser especial.

Nos vamos deduciendo que este lugar no es solo para quien busca curarse el cuerpo. Es también para quien quiere recargar el alma. Para quien cree (o quiere volver a creer) que la naturaleza puede cuidar de nosotros, si la dejamos. Así que si alguna vez necesitas un respiro profundo, un paseo lento o un baño que vaya más allá de lo físico... recuerda que, en un hermoso rincón del Pirineo, hay un balneario donde el agua sigue hablando. Y tú estás invitado a escucharla.

TODA LA INFORMACIÓN INCLUIDA EN ESTA PUBLICACIÓN HA SIDO RECOGIDA DE LOS SIGUIENTES ENLACES:

https://www.caldesdeboi.com/les-aigues-de-caldes-de-boi/  

https://www.caldesdeboi.com/wp-content/uploads/2021/09/mapa-fonts-catala-PDF.pdf

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