¡Vaya, qué nostalgia! Hacía la friolera de 34
años que estuve en Girona por motivos laborales, y la emoción de regresar era
como un niño en una tienda de golosinas. Tenía tantas ganas de recorrer sus
encantadoras calles y visitar sus impresionantes monumentos, pero esta vez lo
haría de una manera mucho mejor, ¡o al menos diferente! Así que, armado con
recuerdos y nuevas expectativas, estaba listo para redescubrir la ciudad que
había dejado una huella en mi corazón.
En esta ocasión, acompañado de mi familia, la
aventura por Girona comenzó a lo grande: ¡explorando esta encantadora ciudad
durante varios días! Las famosas CASAS DEL
ONYAR
nos dieron la bienvenida, pintadas con colores vibrantes y con la Catedral y
Sant Feliu como telón de fondo. Esta imagen no solo es emblemática, ¡es un
auténtico espectáculo visual!
Nos adentramos en la FORÇA VELLA, no sin
dificultad pues mi esposa utiliza silla de ruedas (ver
pdf accesibilidad), atravesando
la antigua PUERTA DE LA GERUNDA ROMANA,
la Puerta Gálica , actualmente Sobreportes, un viaje en el tiempo hasta el
siglo I a.C., cuando los romanos levantaron este impresionante recinto que ha
permanecido casi intacto hasta el año 1000. Esta puerta es una de las tres que formaban
parte de la impresionante muralla de la ciudad. Y si miras hacia arriba, en el
lado que da a la Plaça de la Catedral, te encontrarás con la imagen de una
Virgen muy especial. Los prisioneros que se dirigían a su trágico destino
solían rezarle en busca de consuelo.
Allí, la majestuosa CATEDRAL nos dejó boquiabiertos. Un impresionante edificio que se erige
desde el siglo XI hasta el XVIII, quedamos maravillados por su mezcla de
estilos arquitectónicos. Desde el majestuoso románico del claustro y la Torre
de Carlomagno, hasta la grandiosa fachada barroca, cada rincón cuenta una
historia. Pero lo que realmente nos dejó sin aliento fue su gran nave,
construida entre los siglos XV y XVI. ¡Es el espacio gótico abovedado más ancho
del mundo, con 23 metros de pura magnificencia! Además, solo hay una nave más
grande en todo el planeta, y es la de San Pedro en el Vaticano. ¡Un verdadero
tesoro arquitectónico!
¡Atención, amantes del arte y los misterios!
Si te detienes un momento a observar las figuras en la fachada de la Catedral,
justo encima de la estatua de San Pedro (que está ahí, firme y sereno en la
esquina inferior izquierda), ¡puede que te sorprendas! Allí, camuflada entre
los detalles, se asoma la cara del mismísimo Salvador Dalí. Sí,
sí, ¡como lo oyes!
¡Prepárate igualmente para una experiencia
mágica! Desde lo alto de los 90 escalones de la Catedral de Girona, podrás
disfrutar de una puesta de sol espectacular. Allí tuvimos el privilegio de ver
el sol como se va despidiendo, pintando el cielo de tonos dorados y
anaranjados.
¡Atención! Las personas con movilidad
reducida harán la entrada a la Catedral por la puerta de la atractiva Plaça
dels Apóstols.
Un precioso rincón donde también se encuentra el Palacio
Episcopal y el Museo de d´Art de Girona.
Para llegara en silla de ruedas a la plaza, haciendo esquina con la subida de la
Catedral, vimos la imagen barroca de la Virgen de
la Pera (1785). El hecho de que la Virgen
María lleve el apodo de la Pera, al igual que las escaleras, se debe a la fruta
que la virgen muestra con la mano derecha. La escultura actual de época barroca
sustituye al original del siglo XVI que hoy en día permanece perdida.
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Edificio de la Pujada de la Catedral |
También conocimos la que fuera primera
catedral de Girona, papel que desempeñó hasta el siglo X la BASÍLICA DE SANT FELIU, uno de los edificios góticos más
representativos de la ciudad, sobre todo por su esbelto campanario (s.
XIV‐XVI). Con su apariencia de fortaleza, este lugar sagrado rinde homenaje al
patrón de Gerona, Sant Narcís. Dentro de sus muros, se encuentran los restos
del mártir San Feliu, quien sufrió las consecuencias de la persecución de
Diocleciano en el año 305. Además, la basílica alberga ocho sarcófagos romanos
y paleocristianos del siglo II al IV, así como un impresionante Cristo yacente
del siglo XIV, obra del maestro Aloi.
Otro de los imprescindibles en Girona es el
monumental templo de SANT PERE DE
GALLIGANTS Y SANT NICOLAU, un verdadero tesoro del románico en Cataluña. Este monasterio
benedictino, que data del siglo XII, deslumbra con sus impresionantes capiteles
de la nave central y su hermoso claustro. La fachada, adornada con un magnífico
rosetón, y el elegante campanario complementan la armonía de su ábside, creando
un maravilloso conjunto. Este lugar alberga uno de los museos arqueológicos más
antiguos de Cataluña, fundado en 1846. En él, se pueden admirar hallazgos
fascinantes de excavaciones en la región gerundense (en particular, en Empúries
y en la propia Girona), desde la prehistoria hasta la Edad Media. ¡Es un viaje
a través del tiempo que no te puedes perder!
A los pies de la Catedral de Girona, una
pequeña cúpula se asoma con gracia por encima de un edificio de piedra. ¡Es la
linterna de los BAÑOS ÁRABES (enlace a nuestra publicación), una
auténtica joya medieval que añade un toque mágico a la silueta de la ciudad!
En nuestro paseo por las encantadoras
calles de Girona, cada paso nos transportaba a rincones de una belleza
excepcional donde el tiempo parece haberse detenido. Uno de ellos es el Call (BARRIO JUDÍO), una de las zonas más
pintorescas de la Força Vella formada por un laberinto de estrechos callejones que
parecen susurrar secretos medievales.
Se trata de una de las juderías mejor
conservadas del mundo y un homenaje vibrante a la rica cultura judía que
floreció en Girona.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que es
muy complicado para quienes se desplazan en silla de ruedas, ya que las
pendientes pronunciadas y las escaleras se convierten en un desafío. ¡Pero no
os preocupéis! Se puede visitar parcialmente por la Carrer
de la Força, calle peatonal de plataforma única y pendiente de entre el 8 y el
12%, empedrada, que cruza la Força Vella de punta a punta.
En la Placeta L´Institut Vell puedes ver el
detalle de las hendiduras verticales en la parte derecha de la entrada de las
casas. Eran características de los hogares judíos, y servían para clavar un
objeto alargado, que contenía un pergamino enrollado con versículos de la Torah llamado Mezuzá. En esta misma
plaza, hubo una sinagoga en el edificio del fondo hasta hace bien poco.
La parte más pintoresca del barrio se
encuentra en los alrededores de las calles de Claveria y Sant Llorenç. Además, al
pasear por aquí, no podrás evitar que tus ojos se dirigan a las numerosas y
hermosas aldabas que adornan las puertas de las casas. ¡Son verdaderas joyas de
diseño!
Ya en el Carrer
dels Ciutadans, antiguo centro de la burguesía urbana, nos topamos con
residencias señoriales de interés como LA FONTANA D’OR, ejemplo
excepcional en Cataluña de arquitectura romántica civil con añadidos góticos. Este
palacio medieval tiene elementos tan característicos como el soportal exterior
con arcos románicos de medio punto, las ventanas tríforas de influencia
islámica o el patio como eje central que une la parte románica con la gótica. Actualmente
es la sede de las actividades culturales y exposiciones de CaixaForum Girona.
Esta parte del Barri Vell de Girona es un
verdadero laberinto de sorpresas que tampoco deja de sorprendernos a cada paso
que damos, descubriéndonos coquetos pasajes y locales emblemáticos que son pura
historia, como el famoso Colmado
Moriscot.
Otro agradable enclave es la animada Plaça del Ví, un bullicioso rincón de Girona rodeado de encantadores
soportales que invitan a disfrutar del ambiente o como nosotros, de una sabrosa
cerveza artesana en una de sus terrazas.
Aquí, entre risas y charlas, se alzan monumentos que narran la historia de la ciudad. No te pierdas el majestuoso Palacio del General, un impresionante edificio gótico-renacentista que fue la sede de la Generalitat en la región durante los siglos XVI y XVII. Justo al lado, el Ayuntamiento se erige con orgullo, mientras que el Teatro Municipal, un coliseo del siglo XIX, cautiva con su elegancia.
Lugares como la Rambla de la Llibertat, un vibrante espacio que cobra vida desde el siglo XIII para albergar animados mercados. Aquí, la historia se entrelaza con la modernidad, y te encontrarás rodeado de edificios que cuentan historias fascinantes. Uno de ellos es la espectacular Casa Norat, construida en 1912, que te dejará boquiabierto con su impresionante fachada modernista. O la Plaça
de la Independencia, diseñada por el talentoso Martí Sureda en el lugar que
alguna vez ocupó el antiguo convento de Sant Agustí. En su
centro se alza, desde el año 1894, el monumento Girona, 1809, dedicado a los
defensores de la ciudad y obra del escultor Antoni Parera. Es la plaza por excelencia
de Girona, un espacio porticado de gusto neoclásico muy concurrido debido a la
presencia de numerosos restaurantes y bares. Este era el lugar elegido por
nosotros para comer.
La arquitectura del modernismo y del
novecentismo salpica el paisaje urbano de Girona, reflejando el crecimiento y
la metamorfosis de la ciudad a principios del siglo XX.. Un paseo por sus
calles, tanto del centro como de los barrios, es un recorrido por un museo al
aire libre, que nos permite admirar edificios, casas unifamiliares y construcciones
industriales de arquitectos de renombre como Rafael Masó (Bloque Batlle,
Farinera Teixidor, Casa Masó, "la Punxa" y Casa Gispert Saüch);
Eugeni Campllonch (Casa Franquesa); Isidre Bosch Bataller (Casa Furest y Casa
Noguera); Joan Roca Pinet (Casa Norat y Casa Rigau); Josep Martí Burch (Bloque
Auguet) y Enric Catà Catà (Destilerías Regàs y Destilerías Gerunda), entre
otros.
Admiramos buena parte de la belleza de su
arquitectura; sus agradables plazas; y todavía nos quedaban los numerosos puentes que cruzan
el mencionado río Onyar, desde los que tendrás algunas de las vistas más espectaculares.
Sobresalen las del Puente de Piedra,
construido en 1856 durante el reinado de Isabel II, después de derrumbar el
puente medieval que había hasta el momento.
Pero no te quedes ahí, ¡explora
también el famoso Puente de
Eiffel, conocido como el de les Peixateries Velles!
El Puente de San Agustín, cuya estructura toma el nombre del antiguo
convento que funcionó en este espacio entre los siglos XVII y XIX.
Y el Puente de Gómez , también conocido como
puente de la Princesa o puente de la Cruz Blanca, enlazando la
subida de Sant Feliu, por un paso bajo un edificio, la Casa Miquel Gómez, con
el paseo de José Canalejas.
Sin olvidar el Puente de
Sant Feliu, donde, al final de este, se alza la escultural leona del siglo XII, famosa en toda la
ciudad.
La leyenda dice que si quieres regresar a Girona, ¡debes darle un beso
en el trasero a la leona! Así que, ¡prepárate para una foto divertida y un
nuevo ritual que te asegurará volver a este encantador lugar!
Otra leyenda más característica de Girona la
podemos ver no muy lejos de la anterior. Se trata de la leyenda de las moscas de san
Narciso. El milagro de las moscas sucedió, dicen, en septiembre de 1285,
cuando el ejército del rey de Francia, Felip l'Ardit, asedió Girona con motivo
de sus trifulcas con el rey Pedro de Aragón. Aunque la ciudad capituló sin
lucha, los franceses, al entrar en la ciudad, se llevaron de manera
ignominiosa: robaron, insultaron y oprimieron a los gerundenses; asaltaron
iglesias haciendo risa de los objetos de culto y, finalmente, profanaron el
cuerpo incorrupto de san Narciso, guardado en la basílica de San Félix, y le
rompieron un brazo. Del cuerpo del santo empezaron a salir unas moscas gigantes que se
pusieron a picar furiosamente tanto a los soldados franceses como a sus
caballos. Y seguidamente de ser picados, los enemigos morían burlando. Este
supuesto hecho ocasionó una multitud de escritos, sermones y leyendas y originó
también la típica y tópica iconografía gerundense que liga indisolublemente la
imagen de las moscas en la ciudad.
Más tarde, cuando en 1653 los franceses,
mandados por el general Plessis-Bellière y el mariscal de Hocquincourt,
asediaron Girona, otra vez salieron las moscas del cuerpo del santo patrón de
la ciudad, aunque esta vez se limitaron a picar los caballos de los acosadores,
causando la muerte a más de dos mil de ellos. Años más tarde, en 1684, mientras
los franceses a las órdenes del mariscal Bellefond volvieron a asediar Girona,
volvieron los insectos a picar tanto a los soldados como a los caballos,
causando una gran mortandad. Durante la Guerra del Francés, los gerundenses
volvieron a invocar a su santo patrón, y lo nombraron "Generalísimo de mar
y tierra". Así, estos hechos milagrosos impregnaron al devocionario
popular gerundense.
Allí también vemos el monumento “la huella de san Narciso” La historia
nos cuenta que, a finales del año 304 de nuestra era, San Narciso llegó a
Gerona con su diácono San Félix, y al principio del año 305 fijó Gerona como su
residencia episcopal. Según la memoria popular, el santo obispo se instaló en
una casa situada entre la calle de San Narciso, hoy calle del Pou Rodó, y la
calle de las Mosques. En aquel tiempo, el cristianismo iba ganando adeptos, lo
cual era visto por el imperio romano como una amenaza. El emperador Diocleciano
ordenó la última gran persecución contra los cristianos, en la que acabaría
sufriendo martirio San Narciso, junto con su diácono San Félix. A partir de los
hechos históricos nace la leyenda: en una de estas persecuciones, San Narciso
ideó una treta digna del mejor agente secreto para despistar a sus
perseguidores. San Narciso huyó de la casa del Pou Rodó 5 saliendo por la
ventana, pero se le ocurrió dejar una huella en el sentido inverso; es decir,
como si entrara en la casa y no como si saliera de ella. Al llegar a la casa
sus perseguidores, vieron la huella y, deduciendo que el santo se había
escondido dentro, lo buscaron y lo rebuscaron por todos los rincones de la
casa, dando tiempo a San Narciso a esconderse bien lejos. Actualmente
la obra contiene la leyenda "toca la petjada de Sant Narcís i te'n
sortirás" que quiere decir, toca la huella de San Narciso y saldrás de tus
problemas.
¡Como un extra emocionante, no podemos
olvidar que el casco antiguo de Girona ha sido un auténtico set de filmación
para varias escenas de la icónica serie JUEGO
DE TRONOS! Así que, mientras paseas por sus callejuelas medievales, imagina
que eres un personaje de Poniente, listo para emprender tu propia aventura.
Quién sabe, ¡tal vez encuentres un dragón escondido detrás de una esquina!
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Los
escalones de la Carrer del Bisbe Josep Cartañà. |
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El Puente sobre el Río Galligants |
O la encantadora Pujada de Sant Domènec, un
cuadro que cobra vida, con la Casa Agullana y la Iglesia de San Martín como
telones de fondo. ¿Sabías que aquí se han filmado escenas de grandes
producciones como El Perfume y la épica Juego de Tronos? ¡No olvides tu cámara,
porque cada esquina es digna de una selfie de película!
Y cómo no! Uno de los momentos más dulces fue
cuando nos detuvimos en Rocambolesc, el encantador local de Jordi Roca y Ale
Rivas. ¡Imagina esto! A pie de calle, se despliega un universo de helados que
parecen sacados de un sueño, todo inspirado en el renombrado El Celler de Can Roca, que alguna vez
fue coronado como el mejor restaurante del mundo. ¡Una sabrosa experiencia que
nos dejó con ganas de más!
Y como si la experiencia no pudiera ser más
increíble, ¡boom! Al llegar a las puertas del famoso restaurante, nos
encontramos con ¡Joan Roca! No pudimos resistirnos a la tentación y nos
lanzamos a capturar el momento. La foto, con el maestro de la gastronomía, fue
la cereza en el pastel de una estancia mágica en Girona.
Aunque nuestra aventura en la ciudad de Girona llegó a su fin, el
deseo de volver es innegable. Hay tantos rincones por explorar y tantas
historias por descubrir que sin duda, esperamos regresar algún día para seguir
disfrutando de la magia que tiene para ofrecer.
¡Así que, hasta la próxima, Girona!
Si deseas
participar con alguna sugerencia sobre este municipio, agradecemos vuestros
comentarios.
Os esperamos en las próximas entradas y disfrutad del BLOG.
Un saludo de
Mónica, Laura y Alberto.