A la entrada del valle de Boí, sobre la ribera de la Noguera de Tor, se encuentra el pequeño pueblo de Cardet .
El sitio
de Cardet lo encontramos documentado desde el año 1054, cuando estaba dentro
del término de Castelló de Tor, que fue ocupado en
el 1040 por el rey Ramiro I.
En los
diferentes intercambios que hicieron los condes de Pallars Sobirà con los del
Pallata Jussà en el siglo XI, la villa de Cardet, como el resto del valle,
pasaron a manos de los segundos. Estos, por su parte, la donaron al linaje de
los Guerreta hacia el 1070.
En el
siglo XII, está documentada como alta señoría de los barones de
Erill. Uno de ellos, Bernat de Erill, en 1157, antes de marchar a
Jerusalén, y para la salvación de su alma, dejó en legado al abad
Pere y a los canónigos del monasterio de Santa
María de Lavaix, el castillo de Cardet con sus términos y pertenencias;
seguramente se incluía la parroquia de Santa María.
El
templo no aparece en ningún documento hasta el año 1373, en una relación de los
templos que visitó un delegado del Papa, Gregorio
XI
Su iglesia
Santa María de Cardet, es conocida como Santa María de les
Cabanasses, es el templo parroquial de la localidad.

Una
construcción de reducidas dimensiones y aparentemente muy sencilla, que
encierra una historia constructiva muy confusa. La parte más antigua corresponde
al muro sur y parte del de poniente, datable en el siglo XI.


La
actual, es románica del siglo XII, con modificaciones del
siglo XVIII y pertenece al grupo de iglesias rurales románico-lombardas
dispersas por este valle. Se encuentra edificada en el extremo del pueblo, en
un barranco donde se asienta el ábside uno de los ábsides más espectaculares
del valle. El oratorio se construyó sobre la fuerte pendiente de la montaña,
aprovechando el desnivel del terreno para construir una pequeña cripta en el
interior, la única de todo el conjunto.


Ninguna pared
tiene ornamentación a excepción del ábside, que exteriormente está articulado
en cinco entrepaños divididos por lesenas que lo delimitan, debajo del alero,
el friso continuo de dientes de sierra y las arcuaciones, esculpidas en un solo
sillar, en series de tres.

Llama la atención en el primer entrepaño sur, la
tercera arcuación, en la que aparece una pequeña cabeza humana que parece otear
al visitante. Se abren en el lienzo absidal tres ventanas de doble derrame y
arco de medio punto monolítico. El aparejo de los sillares es regular y alterna
con piezas más toscas en la formación de lesenas, los muros de la bóveda están atestados de mechinales.


El referente más claro a la disposición exterior en dos pisos del ábside de Cardet es el ábside central de LA CATEDRAL DE RODA DE ISÁBENA (Enlace a nuestra publicación), de la que, por cierto, dependían las iglesias del valle de Boí.
La puerta de entrada se encuentra en la fachada occidental, y fue alterada por la construcción de un arco rebajado que le redujo la altura. Está cobijada por un porche con una sencilla estructura de viguería a dos aguas, lindante al pequeño cementerio de la localidad.

La portada presenta un arco de medio punto en cuyas
dovelas aparece inciso un crismón trinitario tallado en la clave, del tipo
oscense.


Tiene su origen en los dos crismones de SAN PEDRO EL VIEJO DE HUESCA (Enlace a nuestra publicación).
En el
portón se conserva el cerrojo de tradición románica, característico de las
iglesias de la zona.


Por
encima de la cubierta hay dos ventanas de un solo derrame, y remata la fachada
una espadaña de dos niveles, con dos vanos en el primero y uno solo en el
segundo.
En la
última restauración se ha querido mantener el interior de la iglesia tal y como
era a principios del siglo XX.

Consta
de una sola nave, reformada en el siglo XII con la construcción del
ábside y de la bóveda de cañón que la cubría, dividida en cuatro tramos por
arcos fajones y cubierta con bóvedas de arista.
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Imagen
recogida de: httpwww.jdiezarnal.comleridasantamariadecardetplanta01 |
El
ábside semicircular está oculto por un retablo barroco, se accede a él
por una puerta abierta en el conjunto. En el interior se venera la imagen de la Mare de Déu de les Cabanesses, del siglo XIV. En un retablo barroco del siglo XVIII con imágenes de la Virgen María (en el centro), San Sebastián y San Antonio de Padua (a los lados).

Se iluminaba gracias a tres ventanas de medio punto y doble derrame, las
dos ventanas laterales fueron cegadas y la del lado sur reabierta recientemente.
Por encima del nivel de las ventanas hay una imposta hecha con dientes de
sierra.
En el
interior se puede observar este detalle escultórico, así como la pila de
aceites construida aprovechando el espacio interior del tambor absidal.
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Imagen
recogida de: httpswww.artmedieval.netLleidaimagesimageC12485.jpg |
Aún pueden verse los escalones del arco de triunfo alterado cuando se tendieron las bóvedas. Asimismo, a la derecha del ábside se agregó a la obra original una habitación de planta irregular que funcionó como sacristía.

Y en el muro
norte de la nave una capilla con un retablo barroco con imagen de la Dolorosa.

Se
conservan una pila bautismal y una de agua bendita, ambas lisas y de
sencilla factura, hechas en granito.


A lo
largo de sus muros un viacrucis marcado con la numeración de sus estaciones.



A los
pies de la iglesia hay un coro de madera totalmente enyesado y decorado. Todas
estas alteraciones y transformaciones hacen que sea muy difícil observar la
estructura original del edificio, que sólo es visible al exterior.

El altar mayor original tenía un
frontal interesante que se conserva en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.
Se trata de un ciclo dedicado a la infancia de Cristo presidido por la imagen central de la Maiestas Mariae. En estilo narrativo se suceden las escenas, de iconografía muy tradicional, de la Anunciación, la Visitación, el Nacimiento, la Epifanía, la Degollación de los Inocentes y la Huida a Egipto, todas ellas distribuidas en torno a la imagen de la Virgen y el Niño, que ocupa el espacio central, de doble tamaño que los cuatro compartimentos laterales.

En el
compartimento central, dentro de la mandorla, está María, sentada sobre un
taburete con un cojín y cubierto con una tela ornada con unos flecos; sostiene
al Niño de forma natural, sobre su rodilla diestra, los dos de tres cuartos y
no de frente, con la cabeza ligeramente girada a la derecha. Si bien lo
habitual es que Jesús se sitúe sobre la rodilla izquierda. En cuanto a la
representación de la mandorla, que en el arte bizantino estuvo siempre ligada a
la noción de divinidad, a la persona de Cristo, en el arte románico pierde este
significado riguroso y dogmático, y vemos como en la pintura catalana, se
utiliza también para la figura de María. Además, la Virgen aparece nimbada y
coronada como Reina del Cielo, rasgo propio de las obras del siglo xiii.
La corona está adornada con flores de lis, símbolo de castidad asociado siempre
a ella. El Niño, con nimbo crucífero, bendice con su mano derecha,
mientras que con la otra apoya el libro sobre su pierna. En el centro del lado
biselado del marco superior se lee la inscripción mater d[omi]ni.
En las esquinas, flanquean la mandorla los símbolos de los evangelistas; en la parte superior Mateo y Juan con sus nombres escritos en la cara biselada del marco, matevs y ioannes; en la parte inferior, el león de Marcos y el toro de Lucas, que llevan entre las patas sus filacterias donde se lee marcvs y lvcas.

Siguiendo
el orden de la lectura de las escenas del frontal, tenemos en el compartimento
superior izquierdo dos representaciones, separadas por una delgada columnilla:
la Anunciación y la Visitación. En la primera, aparece María, quien
en una mano lleva un libro y con la otra saluda el mensaje del arcángel
Gabriel, que porta un largo cetro; a un costado, la Visitación enmarcada por
columnillas. Las inscripciones correspondientes se encuentran en el bisel
superior, gabrielis y el saludo ave maria y sobre el abrazo de
María e Isabel, elisabet y maria.

En el
recuadro superior derecho se desarrolla una doble escena, pero en este caso sin
ningún elemento de separación: el Nacimiento del Niño Jesús y el Anuncio a los
pastores. El unir en una misma narración estos dos episodios es tradición en obras
del repertorio bizantino. Por la diferencia de tamaño de las figuras se señala
cuál es la escena principal, el Nacimiento, donde la Madre de Dios aparece
sobre el lecho en forma de camastro, a la manera bizantina,
Sobre
su cabeza figura la inscripción maria y, entre ella y José, –a un
lado sentado con su báculo–, el pesebre, donde se lee ihs, con el Niño
recostado y acompañado del buey y la mula, mientras un ángel que baja del cielo
parece hacer alusión al aviso en sueños a José para que inicie la huida a
Egipto. En el bisel superior aparece el nombre iosep.
Por lo
que se refiere a la representación del anuncio a los pastores, su esquema
compositivo es muy habitual, en este caso concreto es relevante la aparición
del paisaje. Entre montañas con árboles, corderos, cabras y un perro con cuerda,
el ángel se dirige a dos pastores cuya inscripción se encuentra en el bisel
derecho: pastores.

En el
segmento inferior izquierdo del frontal, las figuras de los tres Reyes ocupan
todo el espacio; el que va al frente se dirige a la Madre de Dios y al Niño y
les ofrece, medio arrodillado, su presente; el de en medio, que es el más
joven, identificado con Gaspar a pesar de que no tiene inscripción, gira
la cabeza hacia el tercer rey y le señala la estrella que debió estar colocada
en uno de los círculos de la franja horizontal.

Por
último, en el compartimento inferior de la derecha, cerrando el ciclo, se
narran los episodios de la Degollación de los Inocentes y la Huida a Egipto.
Entre ellos no hay ningún elemento que los separe, tan sólo las mayores
dimensiones de las figuras de José y María indican que el segundo de ellos se
trata de la escena principal. La Virgen aparece con el Niño sentada sobre la
mula conducida por José, quien lleva un hatillo (lio de ropa atada a un palo) sobre
su espalda, que ha desaparecido, y va vestido con una túnica más corta en
comparación con otros frontales. Sin embargo, la más interesante por su
iconografía es, quizá, la que representa la matanza de los Inocentes, donde el
rey Herodes, sentado en un bancal con un cojín, da la orden de ejecutar a los
infantes, mientras que uno de sus soldados le muestra a un pequeño ensartado en
su lanza, otro decapita a un inocente con la espada y un tercero da trozos de
un niño a unos perros.
La
lectura de esta escena ha resulta difícil porque se han perdido las figuras de
los niños y las armas de los soldados, de los que tan sólo se conservan
las líneas incisas de sus siluetas. Frente al tercer verdugo, una madre en
actitud desesperada se rasga la túnica y, debajo de ella, sobre el bisel del
marco, se alcanzan a ver unas letras de la inscripción, muy deteriorada leída
como bacl. una nueva lectura en la que la primera letra no sería b sino r,
con lo cual se leería rac(he)l, de significación muy clara en esta escena,
pues se trata de Raquel, aquella mujer que según relata el evangelio de Mateo, al
cumplirse la profecía de Jeremías, lloró y se desesperó por sus hijos, los
hijos de Israel, los inocentes degollados por Herodes.

En
cuanto a la técnica empleada en el frontal de Cardet, combina dos técnicas: la
pintura al temple sobre tabla y el bajorrelieve de estuco en los fondos, bandas
de separación y el marco. Este estuco se revestiría de láminas de estaño que se
abrillantaban con un tono dorado, conocido como corladura.
Su
ejecución se puede ubicar entre mediados y la segunda mitad del siglo XIII.
Además del frontal, se conserva de Cardet una viga travesera que, estaba situada en el ábside de la iglesia, pintada al temple sobre madera, adscrita al mismo círculo del antipendio y que fue adquirida por el MNDC en el año 1962, presenta en su cara superior agujeros de distintas medidas que generalmente servían para sujetar o encajar imágenes sobre el altar, figuras talladas en madera de grupos de descendimientos o de otros programas, como para colgar cruces o palomas eucarísticas. En este caso son varios, cuatro de ellos visibles, por lo que se piensa en algún Descendimiento.
La
decoración que presenta la viga se encuentra en sus caras frontal e inferior,
donde se pueden apreciar una serie de figuras de iconografía muy curiosa
consistente en pájaros, monstruos y combate de guerreros con animales alados
con cabeza humana. Desgraciadamente, no se ha conservado la totalidad de la
decoración original, pues se ha perdido la ornamentación central y de las
partes extremas de la viga.
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Imagen recogida de: httpswww.museunacional.catsitesdefaultfilesimagesart_piecefirst_gallery37040071999-000_102984.jpg |
La necesidad de salvar el gran desnivel hizo que se construyera una cripta bajo el ábside que está iluminada por una única ventana de un solo derrame. A ambos lados de ella encontramos, en sus paredes laterales, una serie de hornacinas rectangulares quizá con función funeraria y una pila bautismal, hecha en un bloque de piedra sin esculpir, en el momento de nuestra visita, una antigua vasija situada en ella.

El
acceso se encuentra, en el lado izquierdo del centro de la nave, por un
estrecho corredor, formado por una nave
corta que corresponde al tramo de bóveda de levante de la iglesia, con ábside
semicircular en cuyo centro se abre un vano de un solo derrame.

Nos encontramos con uno de los templos más bellos del valle, aunque en él no se encontraron pinturas murales. En buena parte, su encanto viene propiciado por qué todavía se practica el culto habitualmente y por lo tanto se han conservado buena parte de sus elementos litúrgicos en buen estado.
TODA LA
INFORMACIÓN INCLUIDA EN ESTA PUBLICACIÓN HA SIDO RECOGIDA DE LOS SIGUIENTES
ENLACES:
https://es.wikipedia.org/wiki/Iglesia_de_Santa_Mar%C3%ADa_(Cardet)
https://www.artmedieval.net/castella/Lleida/Santa%20Maria%20Cardet.htm
http://www.jdiezarnal.com/elvalledeboisantamariadecardet.html
https://www.romanicodigital.com/el-romanico/imagenes-romanico/vista-general-santa-maria-cardet
http://www.arquivoltas.com/7-Lerida/01-Cardet.htm
https://www.rutasconhistoria.es/loc/santa-maria-de-cardet
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